miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un schindler español


El ángel de Budapest


El zaragozano Ángel Sanz-Briz salvó a más de 5.000 judíos húngaros del holocausto nazi



Salvó más de 5.000 vidas. El embajador español Ángel Sanz-Briz, natural de Zaragoza, evitó que miles de judíos húngaros terminaran en los campos de concentración nazi. Para lograr tal fin, el aragonés tuvo que emplear altas dosis de perspicacia y valentía. El escenario de toda la acción fue la capital de Hungría, Budapest, en los últimos años de la II Guerra Mundial.

Sanz-Briz, tras pasar por El Cairo (Egipto), fue destinado en 1942 a la legación húngara, donde acudió recién casado con Adela Quijano. A las puertas del país centroeuropeo se libraba la II Guerra Mundial. Poco duró la tranquilidad. En 1944, Hitler decide invadir Hungría. En junio comenzaron los bombardeos sobre la ciudad y las embajadas de los distintos países comenzaron a abandonar la capital del país. Sanz-Briz, con 34 años, se quedó en Budapest, ya que España era un país neutral --pero afín a los alemanes-- y había que defender los intereses de los ciudadanos españoles. Las deportaciones de judíos húngaros no tardaron en llegar. Eran perseguidos, obligados a registrase y a coserse la estrella de David en la ropa, para después ser enviados en trenes hasta los campos de concentración, de los que la gran mayoría no salieron. Sanz-Briz fue testigo de cómo los judíos desaparecían o eran asesinados. Pero no se quedó quieto ante la barbarie. El aragonés puso en marcha su ingenio y temple diplomático para salvar a miles de seres humanos.

Desde la legación española se envió a Madrid la petición de ayuda para frenar las crueldades nazis. No se recibió respuesta. Y, en medio del silencio, Sanz-Briz se convertía en el responsable de la embajada en Budapest. El zaragozano se sacó un as de la manga. Apeló a una ley de 1931, de Primo de Rivera, que daba la posibilidad de conceder la nacionalidad española a los sefardíes --descendientes de judíos que vivieron en España hasta 1492--. Lo que no sabían los alemanes era que la Ley había sido abolida años después. Sanz-Briz dio un nuevo paso y envió al gobernador nazi Adolf Eichmann una carta rindiéndole cortesías y con una donación económica para asegurar el respeto a los españoles por parte de las SS --fuerzas nazis de represión--. Resultado final: la embajada española obtuvo 200 salvoconductos para sefardíes.


Placa en memoria del diplomático español Ángel Sanz-Briz, que salvó a cientos de judíos del Holocausto en Hungría en 1944. La placa la colocó el Ayuntamiento de Madrid (España) en el portal de su casa en la calle Velázquez.





Ahí llegó la picaresca española. ¿Cómo con 200 unidades se salvan casi 6.000 vidas? El propio Sanz-Briz lo explicó años más tarde: "Las 200 unidades que me habían sido concedidas las convertí en 200 familias y las 200 familias se multiplicaron indefinidamente con el simple hecho de no expedir documento que llevase el número superior a 200. Esos documentos se hicieron en muchísimas series, calificando cada una con las letras del alfabeto". Es decir, cada documento era para 4 ó 5 personas (una familia) y de cada número se hacían series: 134-A, 134-B, 134-C... Los salvoconductos se expidieron a más de 5.000 judíos; muchos de ellos no eran ni descendientes de sefardíes. Dada la nacionalidad sólo faltaba resguardarlos de las garras de las SS. Sanz-Briz alquiló inmuebles para cobijar a sus españoles. Por seguridad, a las casas les puso un cartel: "Anejo a la Legación de España. Edificio extraterritorial".

A finales de 1945 los soviéticos llegaron a las puertas de Budapest para liberar la ciudad. La España franquista no mantenía buenas relaciones con la URSS, por lo que Sanz-Briz recibió la orden de abandonar la capital. El español dejó toda la infraestructura en manos de sus colaboradores, entre los que destacó el italiano Perlasca. La entrada soviética liberó de la represión a los judíos húngaros. El zaragozano no volvió a Hungría, fue destinado a EE.UU. y luego al Vaticano, donde falleció en 1980. Pero su huella quedó en la Historia. Los judíos, utilizando su nombre de pila, le pusieron el sobrenombre de Ángel de Budapest.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Conceptos vistos en clase

A continuación muestro varias definiciones vistas esta mañana en clase:


Parva: Mies tendida en la era para trillarla, o después de trillada, antes de separar el grano.


Mies:  Cereal de cuya semilla se hace el pan.


Era: Espacio de tierra limpia y firme, algunas veces empedrado, donde se trillan las mieses.


Trillar: Quebrantar la mies tendida en la era, y separar el grano de la paja


Aventar: Echar al viento algo, especialmente los granos que se limpian en la era.


Guadaña: Instrumento para segar, que se maneja con ambas manos, formado por una hoja larga y curvilínea, puntiaguda por un lado y sujeta por el otro, más ancho, a un mango largo que forma ángulo con el plano de la hoja y lleva dos manijas, una en el extremo y otra en el segundo tercio del mango.


Hoz: Instrumento que sirve para segar mieses y hierbas, compuesto de una hoja acerada, curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la parte cóncava, afianzada en un mango de madera.






No es caracter sino carácter. Además, no se dice ávaro/a , sino avaro/a

viernes, 9 de diciembre de 2011

Aotearoa



I

Una gota de sudor recorría mi rostro, bajando a una suave velocidad, descansando por el relieve de mi ojo derecho, y reanudando su trayectoria a los pocos segundos. Las manos me sudaban. Nervioso, impaciente, con temor. Esperaba una señal de despiste por parte de aquel repugnante individuo, pero ¡era imposible!, con la cara de lerdo que tenía, ¿cómo no se podía despistar al menos un segundo?. Me vino a la cabeza la frase que solía decir mi abuela paseando por la explanada Victoria, ``las apariencias engañanan´´. Entendí la frase, pero nunca antes la había puesto en practica. Razoné  un momento más, y ¡Eureka!, al menos no tenía unas tiras de plástico. Esas que utiliza la policía para detener o transportar  a cualquier persona temporalmente. El muy imbecil (a favor de mi bien) me ha puesto una cuerda como esposas. La habitación era sombría, ni una pizca de luz natural. Estantes con objetos desconocidos, curiosos y algunos de ellos, muy peligrosos por su apariencia. Me situaba en frente de mi secuestrador. Ese individuo, capaz de ser de todo, menos una persona normal, estaba leyendo el periódico THE NEW ZEALAND HERALD. La portada no era muy atrayente, pero como en un libro, nunca había que juzgarlo por su portada. Era una persona corpulenta, de unos cuarenta y pico años. Tenía rasgos Maorís. Llevaba una camiseta de los beattles. ¡Que poca originalidad!, ¿no podía ser otro grupo?. En instantes intermitentes cruzaba su mirada descontrolada con la mía. Hacía todo lo posible por que no se me notara la desesperación como protagonista en mi cuerpo.

En uno de esos segundos de total ausencia de silencio, me daban ganas de gritar y pedir auxilio. No obstante, me pareció algo que no daría resultado, y solo podía empeorar las cosas. El sonido del movil de aquel ser, rompió todos los ejes con su estruendosa música, posiblemente era un heavy-metal fusionado con rock, era un sonido extraño. Desde ese momento, solo se dedicaba a escuchar y contestar lo que la persona que estaba al otro lado del teléfono comentaba. Miraba de vez en cuando el suelo, despistando la mirada hacia uno de los estantes de color zarco, el único de los estantes allí presentes, que descubría un aspecto más remozado. Los otros, obsoletos, parecían que estuviesen aguardando durante siglos unos nuevos botes u objetos que se depositasen en sus láminas de ceñida madera. Concretamente fijaba la mirada hacia una especie de baúl,de un color corinto,secular, también carcomido por el paso de los años. Fue en ese momento cuando aproveché para intentar deshacerme de este nudo, que me estaba ahogando las manos e impidiendo que mi sangre realizase su recorrido habitual por mis dedos, de los cuales, podía sentir una especie  de cosquilleo. Los tenía dormidos.

Aquella persona, totalmente desconocida para mí, y de la que solo podía decir que me tenía secuestrado y que por el momento no ha dado indicios de tener una base mínima de inteligencia, estaba haciendo que cambiase de idea. Se apresuraba a abrir el baúl, posiblemente por órdenes de la persona, que tenía que estar en un lugar lejano, o incluso, para mi mal, cercano. Cada vez, mi frente lloraba ante la inmediata situación, desconocida e imprevisible. ¿Y si sacaba un arma?, acabaría con mi joven vida. Aunque por otro lado, acabaría con esta situación. Dejaría de ponerme nervioso, de tener este desasosiego que estaba acabando con mi paciencia. Debía de actuar, pero no sabía que hacer.

Con el baúl abierto, mis esperanzas de continuar con vida se desvanecieron. Adentró sus mayúsculas manos. Volvieron a salir, pero esta vez con algo entre ellas. ¿Algo peligroso?. Mis ojos se esforzaban al máximo por reconocer lo más rápido posible qué era ese misterioso objeto. Mis dudas se aclararon al reconocer una especie de figura. Mis nervios, también se tranquilizaron. Una nueva ventana, discrepante, me planteaba nuevas preguntas, de las que no podía contestar con exactitud. A lo mejor se dedicaba a vender antigüedades ilegalmente y esa figura solo significaba otra de las numerosas que ha vendido. O simplemente es una figura y quizás no hay que buscarle ningún entresijo. Pero viendo el panorama, no podía significar nada bueno.

Al finalizar su llamada, depositó su móvil en el escritorio que había delante de la silla en que estaba sentado, retenido. Eso sí, sin apartar la mirada de mí. Parecía que me estaba analizando, desde mis pies, hasta el último pelo de mi cabeza. Se acercó y me habló. Al principio no entendía en qué idioma me estaba hablando. Luego pude reconocer que era reo māoriidioma  Maorí. Desde mi interior me era imposible interpretar lo que me estaba diciendo, aún así, increíblemente en mi cabeza, algo extraño estaba sucediendo. Se volvió a alejar, ya no podía más, tenía que actuar tarde o temprano. 

Una desconocida tensión se apoderaba de mis músculos. Una sensación muy insólita, acompañado de una adrenalina, inmediata respuesta a la situación que estaba experimentando. Conseguí quitarme la cuerda que restringía mis manos, era como si esa adrenalina me hubiera ayudado a tranquilizarme, paradójicamente, y me hubiese ayudado a poder quitarme la cuerda. La sensación de dedos adormecidos estaba desapareciendo. El individuo, curioseando unos papeles del mismo estante en que estaba guardada en su baúl, aquella misteriosa figura, parecía estar distraído en una lectura inmensa. Posiblemente, esas hojas guardaban algo interesante. Pero, interesante o no, gracias a ellas, pude disimular, e ir levantándome poco a poco. Una parte de mi mente me decía que estaba saliendo todo perfecto. Otra parte, me decía que era imposible que aquel individuo se pudiese distraer tan fácilmente. Antes, podía haber distinguido una puerta oscura en el fondo de la habitación, al lado de otro de los muchos estantes allí presentes. Tenía dos opciones, o seguir con mi plan, o dejar mi estrategia y quedarme allí a mi suerte, esperando a que me arrebatasen la vida, torturasen, o incluso algo mucho peor, que daría las respuestas a las tantas preguntas que se me planteaban. Sin embargo, no era el momento para echar mi imaginación a volar, y opté por la acción mas peligrosa, pero segura, ya que, o podía salir todo perfecto o me atrapaban en mi pueril plan de huida.

Corrí hacia la puerta, no me importaba ninguna de las consecuencias que eso podía ocasionar. Mi decisión de querer hacer lo que estaba haciendo, me concedía más fuerzas. La ,cada vez, más grande cantidad de adrenalina, hacía el resto. Podía escuchar sonidos procedentes de las fauces de aquel horrendo individuo, acompañando con un sonsenete, arrancado de su choque con el suelo. No me lo podía creer, pero la puerta no tenía ningún tipo de candado o algo por el estilo. Abrí el pasador con una fuerza y desesperación brutales. Nervioso, ansioso por escapar, pude reconocer que era de noche. Todo este rato he estado en  un garaje o trastero exterior. Aquella idea de haber gritado, no me pareció tan latosa, hasta que descubrí que no había nada, ninguna casa, excepto una carretera. Me apresuré a correr todo lo que podía. No me dio tiempo ni a darme la vuelta para ver si me seguía. Una vez que corrí lo suficiente para estar más o menos lejos, comprobé si había alguien detrás mía. Empero, no había nada más que árboles y césped, cetrinos y sombríos por la noche. Recordé el momento en que me habló. Al principio no le entendía, pero algo dentro de mí, me decía que ese idioma me era familiar, que podía y sabía interpretar lo que estaba diciéndome. Noctívago, deambulaba dirección a ninguna parte. No sabía a dónde ir. Tenía temor, ¿ y si volvía o me encontrase allá donde fuera?. Sé perfectamente que en un sentido, ha querido que escapara. Pero ¿ por qué?. ¿Habrá sido una orden, de la persona que le había llamado?. Al menos, esa orden no indicaba que tenia que acabar con mi vida. Debía concentrarme, olvidarme por un momento de aquella persona que me había retenido, y pensar. El ir a la policia no era la mejor opción. A lo mejor tenía gente infiltrada. Desconocía el nivel social de mi secuestrador, o de su jefe, posiblemente el que le había llamado. Razoné por un instante, intentando aludir alguna situación anterior a mi secuestro que me pudiese dar algún indicio de dónde estaba o un lugar al que pudiese acudir para pedir ayuda. Fue en ese momento cuando me vino a la mente una de las más significativas preguntas que podía realizarme. ¿Quién soy?


sábado, 3 de diciembre de 2011

Esquema del Romanticismo


1.Características generales del romanticismo.
1.1. Búsqueda de ideales.
1.2. Sentimiento de desengaño frente a la realidad.
1.3. Visión pesimista de la realidad.
1.4. Actitud de rebeldía, evasión, soledad o suicidio.
1.5. Reivindicación de la subjetividad y lo irracional.

2. Tendencias.
2.1.  Romanticismo Liberal.
2.2.  Romanticismo Conservador.

3. Autores románticos.
3.1. Autores Líricos.

3.1.1. Gustavo Adolfo Bécquer
3.1.1.1. Biografía.
3.1.1.2. Obra poética.
3.1.1.2.1. Rimas poéticas
3.1.1.2.2. Rimas amorosas.
3.1.1.2.3. Rimas existenciales.
3.1.1.3. Estilos
3.1.1.3.1. Brevedad e intimismo
3.1.1.3.2. Estructura repetitiva.
3.1.1.3.3. Metáforas y símiles respecto a la naturaleza
3.1.1.3.4. Rima asonante.
3.1.1.3.5. Diálogos.

3.1.2. Rosalía de Castro.
     3.1.2.1. Obra poética.
         3.1.2.1.1. En Gallego: ``Cantares Gallegos´´, ``Fallas Novas´´.
         3.1.2.1.2. En Castellano: ``En las orillas del Sar´´.
     3.1.2.2. Estilos.
3.1.2.2.1. Veros largos.
3.1.2.2.2. Frecuentes repeticiones.
3.1.2.2.3. Claridad expresiva.

3.1.3.José de Espronceda.
    -Fresca, lozana, pura y olorosa.
-Canción del pirata.

3.2. Autores de Prosa.

3.2.1. Gustavo Adolfo Bécquer.
    -El Miserere
-El Monte de las ánimas.

3.2.2. Mariano José de Larra.
3.2.2.1. Artículos de costumbres.
3.2.2.2. Artículos políticos.
3.2.2.3. Artículos literarios.

3.2.3. Enrique Gil y Carrasco.
- El señor de Bembibre.

4. Teatro romántico.
4.1. Características
4.1.1. Acumulación de acciones, lugares y tiempos.
4.1.2. Tema del amor.
4.1.3. Personajes arquetípicos.
4.1.4. Efectos escénicos espectaculares.
4.1.5. Alternancia de prosa y verso.

4.2. ``Don Juan Tenorio´´, de José Zorrilla.
4.2.1. Originalidad del personaje basada en dos factores
4.2.1.1. Amor real por doña Inés.
4.2.1.2. Arrepentimiento y salvación de su alma.
4.2.2. Estructura.
4.2.2.1. Parte I.
- Seducción, enamoramiento y muerte de don Gonzalo.
4.2.2.2. Parte II.
- Desafío, arrepentimiento, muerte y salvación.