jueves, 17 de mayo de 2012

El hombre bicentenario

Hace poco, disfruté de una sesión de cine con mi familia. Vimos El hombre bicentenario, y os puedo asegurar, que esconde diversas luces en la oscuridad. Hoy, os voy a dislumbrar la mayor parte de ellas. La trama explora cuestiones de la humanidad, la esclavitud, los prejuicios, la madurez, la libertad intelectual, la conformidad, el sexo, el amor y la muerte.


Andrew, el robot.



El hombre bicentenario, es una versión cinematográfica, de en lo que en un principio, sería un relato. En croncreto, en 1976, con motivo de la celebración del segundo centenario de la independencia de Estados Unidos, se encargó a varios autores que escribieran algún relato corto con el tema The Bicentennial Man (el hombre bicentenario), el cual podía desarrollarse libremente. Ocurre que en inglés esta expresión puede interpretarse como "El hombre del Bicentenario" (la vida de la gente en EE.UU, doscientos años después de la Declaración de Independencia) o como "El hombre bicentenario" (un hombre que llega a vivir doscientos años). Jugando con esta ambigüedad, Asimov, que fue uno de los autores que recibió dicho encargo, renunció a hacer un ensayo sociológico y, argumentando que "un hombre no podría vivir tanto tiempo", escribió un relato corto acerca de un robot que poco a poco va asimilando el mundo de los humanos hasta desear ser reconocido como uno de ellos, lo cual lo lleva a luchar por obtener su humanidad de manera legítima. Y en efecto, el film nos relata como un robot especial, consigue convertirse en humano.

Andrew, con Damita, recogiendo trozos de madera,
para poder realizar las figueras que el robot realiza.
 

La película comienza con la aparición del robot ''Andrew'', interpretado por Robin Williams por primera vez, en la familia Martin. Este robot, se encargaría de la limpieza y mantenimiento del hogar. Las reacciones de los Martin, van desde la aceptación y la curiosidad hasta el rechazo total y el vandalismo deliberado por su hija mayor, Grace interpretado por Lindze Letherman, que conduce al descubrimiento de que Andrew puede identificar las emociones y la reciprocidad en especie.

 Andrew rompe accidentalmente una figura que pertenece a la "Damita" Amanda interpretado por Hallie Kate Eisenberg, talla una sustitución de la madera. La familia se sorprende por su creatividad y el "Señor" Richard Martin, interpretado por Sam Neilllleva a Andrew a su fabricante, para preguntar si todos los robots son como él. El director ejecutivo de la compañía ve este desarrollo como un problema y desea hacer chatarra a Andrew. Enfurecido, Martin se lleva a casa a Andrew y le permite seguir su propio desarrollo, el fomento de Andrew para educarse en las humanidades.
Damita, ya mayor, junto a Andrew, al cual,
el paso del tiempo, pasa inadvertido.
Años más tarde, tras un accidente en el que Andrew se corta su pulgar, Martin lleva a Andrew a NorthAm Robotics (empresa que fabrica los robots) para las reparaciones, asegurando que la personalidad de Andrew permanecerá ilesa. Andrew pide que mientras se repare su rostro se altere para transmitir las emociones que siente, pero no pueden ser expresadas plenamente.
Después de la boda de la Damita se da cuenta de que no hay más pedidos para que corra. Andrew finalmente pide su libertad, para gran consternación del señor, éste le concede la solicitud, pero destierra a Andrew para que pueda ser "totalmente" libre. Andrew se construye una casa y vive solo. En 2048, Andrew Martin ve por última vez en su lecho de muerte a su ex-dueño. Richard se disculpa por desterrarlo mientras Andrew se despedía de él diciéndole que "era un honor servirle".
Andrew va en una búsqueda para localizar más robots de la serie NDR para descubrir si los demás también han desarrollado sensibilidad. Después de años de fracaso se encuentra a Galatea, interpretado por Kiersten Warren, un robot NDR que se le ha dado los atributos femeninos y de personalidad. Sin embargo, éstos son simplemente los aspectos de su programación y no algo que ella haya desarrollado como es el caso de Andrew.
Él se mantiene en contacto con la Damita, que crece, se casa y se divorcia. Andrew finalmente vuelve a saludar a la Damita pero en realidad es su nieta Portia , un poco confundido la Damita le dice que se había ido 20 años y por eso no la reconocia. Con el tiempo, Andrew se convierte en humano suficiente para enamorarse de Portia (ambos papeles, interpretados por Embeth Davidtz), y en última instancia, ella con él.
Andrew, ya como un humano exteriormente,
junto a la nieta de Damita, la cual, se parece mucha a su
abuela, lo que produce confusión en el robot.
Andrew va al hospital a ver a la Damita en su lecho de muerte y ve que ella lleva consigo el caballo que le habia tallado años atrás. Ella muere en silencio y Andrew siente el dolor de no ser capaz de llorar y se da cuenta que debe tener expresiones.
A lo largo del siguiente siglo, Andrew acaba la conversión a ser humano y pide al congreso mundial que se le declare como ser humano con la intencion de estár legalmente casado con Portia, pero es rechazada; el Presidente del Congreso explica que la sociedad puede tolerar a una máquina eterna, pero sostiene que un ser humano inmortal (era inmortal debido a que no tenia sangre y su cerebro era positronico) crearía demasiados celos e ira para estar con otro ser humano y es declarado máquina ese día.
Andrew trabaja con Rupert (ahora un hombre viejo) para introducir la sangre a su sistema, lo que le permite envejecer y Rupert oficialmente le da la bienvenida a la condición humana, y comienza a envejecer junto a Portia. Andrew otra vez asiste al Congreso Mundial, ya como un hombre viejo, con la intención de nuevo de que se le declare un ser humano. Y tiene el siguiente debate con la presidenta del Congreso Mundial, como podemos ver a continuación:
- Siempre he intentado comprender las cosas. Debe haber alguna razón para ser lo que soy. Como puede ver, Sra. Presidenta, ya no soy más inmortal.
-¿Ha arreglado morir?
-En un sentido, lo hice. He envejecido y mi cuerpo se deteriora y como el de todos ustedes, eventualmente dejará de funcionar. Como un robot, hubiera vivido por siempre. Pero les digo hoy a todos que prefiero morir como hombre que vivir por toda la eternidad como máquina.
-¿Por qué quiere eso?
-Para ser reconocido. Por qué y qué soy también. No más, no menos. No por aclamación, no por aprobación. Por el simple hecho de ser reconocido. Ha sido la elemental guía de mi existencia y debo lograrlo si voy a vivir o morir con dignidad.
-Señor Martín. Lo que está pidiendo es extremadamente complejo y controversial, no será una fácil decisión. Debo sugerirle paciencia, mientras corre el tiempo necesario para tomar una decisión en este difícil y delicado proceso.
-Entonces aguardaré su decisión, Sra. Presidenta. Gracias por su paciencia. Lo intentamos (Le dice a Portia, mientras seca una lágrima de su ojo).
En su lecho de muerte, con Portia a su lado, Andrew alcanza a ver la de decisión del Congreso Mundial en la televisión:
-De acuerdo con los registros de la compañía Robótica de Norteamérica, el robot también conocido como Andrew Martín, fue puesto en funcionamiento a las 5:15 de la tarde del 3 de abril del 2005. En pocas horas tendrá 200 años (en este momento Andrew sierra sus ojos y muere sin poder oír lo demás). Lo que significa que con excepción de Matusalén y otras figuras bíblicas, Andrew es el ser humano viviente más viejo de la historia. Por eso hago esta proclamación: Yo valido su matrimonio con Portia Charney y reconozco su humanidad.
Portia ordena a su enfermera, Galatea (ahora como mitad humana), desconectar su máquina de soporte vital. La película termina con Portia en su lecho de muerte junto a Andrew, mientras le susurra "Te veo luego".
La imaginación nos pueda llevar a cualquier destino, gratuitamente. En esta ocasión me transportó a una idea. Esta idea se completó gracias a este film. El protagonista robot, no es más, que otra prueba de que uno debe de luchar por lo que quiere y cree justo. Además, aunque la sociedad actual, no esté preparada para eso, dentro de poco, tendremos que empezar a plantearnos si en el caso de que existieran esta clase de robots, y uno de ellos fuese ''especial'', es decir, casi un humano, deberemos de preguntarnos si podría llegar a ser considerado un humano y ser tratado como mismo. Pues, por mucho que cambie su interior o exterior, y en vez de circuitos tenga un sistema ciculatorio como otro cualquiera, sigue teniendo un cerebro artificial. Las ideas que pasen por esas conexiones positronicas, nunca serán equiparables a los billones de momentos, por muy pequeños que sean, que los humanos vivimos, por ejemplo, cuando dormimos. Y esto lo hemos dado en clase. Todos estamos de acuerdo, en que cuando descansamos, nuestro subsconsciente florece en la eterna oscuridad, haciendo que cada rincón se ilumine irracionalmente, produciéndonos momentos y situaciones, que nunca antes habíamos experimentado. Y es que, esos detalles nos hacen humanos. Al igual que el hecho de que esté escribiendo sobre esta película, preguntándome si un ser equitativamente parecido a mí, podría ser considerado humano. 
Andrew, el robot inmortal que carece de la condición humana, que nos obliga a estar preguntándonos el cuándo, cuándo será nuestra hora, quiere morir, descansar. Está harto de lo que todos los mortales deseamos, y es el no envejecer. Él está aborrecido de vivir por y para siempre, viendo como las personas a las que más adora, lo dejan, para marcharse. Si él es capaz de sentir lo que un humano siente cuando se nos va nuestra madre, padre, o cualquier ser querido, yo lo consideraría humano. Aunque aquí podría discutirse el hecho de que el resto de mamíferos, también huyen del dolor de sus crías, y sufren por ello además. Pero, definitivamente, la única prueba fidedigna, que puedo aportar al debate de si lo consideramos humano, podría ser sus últimas palabras, pues ese "Te veo luego", explica la posibilidad de que los humanos por naturaleza tenemos, de creer o no en un más allá, y en un cierto sentido, este ser, creado por un humano, al igual que  nosotros, es otro humano más, artificial, pero que confía en que verá a su amada en otro lugar, y es también la esperanza positiva, la que nos ayuda a ser mejores personas y la que nos caracteriza, al igual que muchas otras cosas, como seres humanos.

''El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos.'' Nos decía Platón.

A continuación, os muestro el final de la película, en el que Andrew es totalmente transformado en humano interiormente y donde por fín, escucha el manifiesto que dicta, que es considerado humano, concretamente el más longevo de la historia, después de Matusalem. Finalmente, fallece junto a su esposa, la cual se desconecta del aparato que los mantiene con vida, dando por acabada la tan ardua y tardía espera.



2 comentarios:

  1. Esa peli es maravillosa, como todas las basadas en los escritos de Asimov ^^

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  2. En principio, parece que va a ser la típica película de robots y el incierto futuro. Pero cuando mezcla e introduce la filosofía en los actos que Andrew realiza, se convierte en una película soprendentemente maravillosa

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